Pensamientos para el otoño.
En otoño, de manera rebelde y contraria a lo que podríamos suponer, algunas flores aprovechan para estallar. Es el caso de los pensamientos (viola x wittrockiana) que, hasta donde sé, no entran en la composición de ningún perfume.
Por esa inesperada irreverencia colorida y justamente por su pequeñez, a mí siempre me gustaron. Mamá me los regalaba cuando empezaban a aparecer en los puestos de las calles y yo inevitablemente los olía, aún cuando sabía que poco se podía esperar de su fragancia.
Consiguieron su máximo esplendor durante el siglo XIX, en la época Victoriana debido a la fabricación de invernaderos en hierro para proteger las plantas más frágiles (ya saben mi pasión por las orangeries). Los pensamientos fueron el resultado de una compleja hibridación que, por entonces, comenzó a adornar palacios, jardines, lugares…
La literatura testimonia que esta planta fue muy utilizada en pócimas de amor y en la obra Sueño de una noche de verano, el rey de las hadas envía al espíritu Puck a buscar esta florcita del Oeste. Shakespeare se refiere a ella con el nombre de “amor en pereza” y ya la dota de la magia de despertar el enamoramiento.
Los distintos idiomas la nombran casi siempre evocando estos dones. Así es “amor perfeito” en portugués y “pensée” en francés, esto último originado en el hecho de que cuando la planta se marchita se inclina y se parece a una persona que está pensando, absorta en los recuerdos. Por poseer tres pétalos centrales, algunas otras leyendas vinculan a los pensamientos con la Santísima Trinidad. Cuentan que esta planta crecía en los campos de trigo, pero, perseguida por su exquisita fragancia y atractivo, los trigales quedaban irremediablemente destrozados y sin granos. Afligida la flor por los estragos que causaban su belleza y fragancia pidió a la Santísima Trinidad ser privada de su perfume. En una primavera incierta la plegaria fue escuchada, quedando olfativamente callada para siempre.
A la espera de un perfume con su nombre que recupere su generosidad, tengan ustedes en este otoño las mejores reflexiones. Y si bien sabemos que todo es siempre relativo a consideraciones subjetivas, sigamos pensando lo bueno, pensando lo bello, pensando brillante.
Por Diana Avellaneda.
que lindo Diana!!
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