Por Virginia Ruiz Quintar.
(Autora de Joyas perfumadas firma Tancred Bijoux)
Las lecturas de los escritores del siglo XIX como Flaubert (Madame Bovary) o Baudelaire (Les fleurs du mal), entre tantos otros, permiten conocer el imaginario y el valor moral otorgado al perfume y a los olores en ese momento.
El perfume fuerte sobre la piel se relacionaba al boudoir de la cortesana y a los salones del burdel. Era considerado un llamado carnal al sexo opuesto.
Por el contrario, las señoritas “respetables", sólo usaban un perfume sutil y suave. De los pañuelos, abanicos, cartas y guantes asomaban únicamente notas florales. Esto nos señala la moral burguesa de desconfianza respecto de los aromas en ese período, con connotaciones tan diferentes a las actuales. En el siglo XX hubo una revalorización de perfumes más potentes.
Henri de Toulouse-Lautrec
La Chanteuse Ivette Guilbert. (Fragmento)
1894. Pastel y tempera sobre cartón (57 x 42 cm)
Museo Pushkin, de Moscú
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