…Y llegó tibia y resplandeciente

Primavera significa prólogo del verano. La etimología de la palabra proviene del indoeuropeo y del latín vulgar.

    Una incapacidad natural en mí me impide imaginar el intenso calor cuando es invierno y el clima que congela en tiempos estivales. Sin embargo, un mes atrás, en el desfile del diseñador Francisco Ayala en el Palacio Paz, el alma se nos llenó anticipadamente de flores y de perfumes. Con la espléndida coreografía de Margarita Fernández y la performance de etéreas bailarinas, se hizo evidente la primavera en majestad y casi pudimos percibir los aromas revitalizantes de la estación en ese Fashion Week. El top de sisa a sisa que lució Mónica Villalobo, es un collar tejido en telar con fibras autóctonas y bordado de cristales. La falda extra large es de más de 13 metros de seda. Se trata de un conjunto creado, originariamente, para el Ballet Folklórico Nacional.

     Antes de aventurarme en la interpretación olfativa que me sugería el momento, consulté al Nariz Bernardo Conti, autoridad, maestro y referente en materia de perfumería. Bernardo, en su Instagram había elogiado ya la colección de Ayala y me contestó desde La Scala de Milán, en francés y en inglés: 

        -  “Sin duda, a esa colección divina de Francisco le corresponde una fragancia poudrée, powdery, apolvada”-.        

    Lo apolvado es delicado, elegante, asociado a flores como la rosa, la violeta, los jazmines. A perfumes con notas de salida florales y blancas que suelen tener un corazón de almizcle. Los perfumes apolvados nos envuelven como un Dioríssimo, un Flower (Kenzo) o un Sí de Armani.

    Por una primavera superlativa, florida y positiva, como los nombres de estos perfumes.

Diana Avellaneda.